Las 100 de las empresas mayores del mundo invirtieron 12.200 millones de dólares (más de 8.500 millones de euros) en programas sociales durante 2013, es decir, destinaron cerca del 2,5% de sus beneficios antes de impuestos a programas de responsabilidad social corporativa, según se desprende del estudio realizado por KPMG International. Se trata de una cantidad equivalente a la ayuda exterior al desarrollo que realiza Francia anualmente, indica José Luis Blasco, socio responsable de Cambio Climático y Sostenibilidad en Europa, Oriente Medio y África de la firma.
El sector farmacéutico es el que más contribuye a esta inversión, ya que destina el 12% de sus ganancias a proyectos de RSC. Le sigue el deutilities, el transporte y la minería, pero con porcentajes muy inferiores, que se mueven entre el 4,6% y 1,8% de sus beneficios. La banca invierte poco más del 1%.
Pese a esta elevada inversión, sólo el 20% de las compañías informaron sobre el impacto de sus acciones en la sociedad. Y ninguna de las cien cuantificó ese impacto en el largo plazo. Según la consultora, un porcentaje muy pequeño que debería aumentar, dado que medir la efectividad de los programas es crucial para destinar el dinero a los programas de mayor impacto, además de porque los inversores las presionan para saber si generan un retorno aceptable.
E incluso porque, como hace el gobierno indio, que es el primero del mundo en reclamar a las compañías cuyos beneficios superen en millón de dólares que inviertan el 2% en proyectos de responsabilidad social corporativa, esta tendencia podría ser seguida por otros países.
La mayoría de las empresas dirigieron sus programas sociales a proporcionar el acceso a la educación, a la asistencia sanitaria, al cuidado del medio ambiente y a la ayuda durante las catástrofes. En cuanto al tipo de inversión que realizaron estas empresas en 2013, 93 hicieron contribuciones financieras, 74 acciones de voluntariado corporativo y 46 aportaron productos o servicios.
KPMG ha evaluado a las diez mayores empresas de 11 países de los sectores de automoción, química, banca-seguros, alimentación y bebidas, minería, petróleo y gas, telecomunicaciones, transporte y sutilities para llegar a estas conclusiones.
Fuente: El País
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